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Prof. Dr. Werner Gitt

Jesús - Señor de todas las dimensiones

In unserer vom philosophischen Materialismus geprägten Zeit sind wir weithin in eine Denkfalle geraten, wonach es nur noch das geben darf, was aus der Materie abgeleitet werden kann. Wer aber die Bibel aufmerksam liest, stößt immer wieder auf Aussagen, die für uns im 21. Jahrhundert bei aller modernen wissenschaftlichen Erkenntnis schwer verständlich sind. So heißt es z.B. in Psalm 139,5: „Von allen Seiten umgibst du mich und hältst deine Hand über mir.“

Werner Gitt erklärt in diesem Artikel, dass wir aus uns heraus den uns gegebenen Ereignishorizont nicht überwinden können, aber mit Gott gelingt es. Gott ist nicht an unsere dreidimensionale Welt gebunden. Die Bibel weist uns auf höhere Dimensionen hin. Dies erklärt, dass Gott auf übernatürliche Weise in unser Leben eingreifen kann. Sie zeigt uns aber auch, dass Gott uns einlädt zu ihm zu kommen und dass derjenige, der an Jesus glaubt, das ewige Leben hat.

12 Seiten, Best.-Nr. 139-22, Kosten- und Verteilhinweise


Jesús - Señor de todas las dimensiones

Perspectivas mas allá de las ciencias naturales

Cuando leemos la Biblia con atención, damos una y otra vez con afirmaciones que son difíciles de entender a pesar de todos los conocimientos científicos del siglo 21:

  • El Salmo 139:5 dice: “Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano.” Alguien en Barcelona lo leerá estando contento de que Dios lo rodee por todos los lados. Pero también habrá alguien en Sydney – es decir en el lado opuesto del globo – que lo leerá confiando igualmente en esta palabra. ¿Cómo es posible que Dios sea capaz de estar en todos los lugares a la vez – hasta en la luna?
  • Después de resucitar las puertas cerradas y las paredes no pudieron impedir que Jesús pasara a la habitación donde los discípulos se hallaban escondidos, porque Juan 20:26 dice: “Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: paz a vosotros” ¿Cómo explicar semejante cosa?

El materialismo filosófico en oposición con la Biblia

En nuestro tiempo marcado por el materialismo filosófico, hemos caído en una trampa intelectual, porque sólo reconocemos la existencia de cosas de procedencia material. Hoy en día ya no se cree en una realidad más allá de nuestro mundo tridimensional. Estas ideas conducen lógicamente al ateísmo y al evolucionismo. En la antigua Unión Soviética estas ideas eran obligatorias y divulgadas por el Estado. Cuando lanzaron el primer satélite Sputnik en una órbita de la tierra, la propaganda soviética afirmó: “El Sputnik ha borrado definitivamente a Dios del mapa” y “El materialismo dialéctico está a punto de sustituir la fe.”

¿De dónde vienen estas ideas? Las personas estaban bajo la influencia de la propaganda comunista. Friedrich Engels (1820-1895), uno de los fundadores del comunismo, había enseñado: “El mundo sustancial, reconocible por los sentidos, al que pertenecemos nosotros mismos, es la única realidad.” En oposición con esto, la Biblia declara en 2 Corintios 4:18: “... pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”

Los americanos iniciaron un poco más tarde su programa espacial, y los astronautas confesaron haber experimentado al Dios de la Biblia. James Irwin (1930 – 1991) viajó desde el 26 de julio hasta el 7 de agosto de 1971 en el astronave Apollo 15. Alunizó y allí recorrió varios kilómetros en coche, cosa que nunca había sido hecha antes. Describió sus experiencias así: “Estuvimos en la luna por tres días, y sólo pudimos estar allí porque Dios lo permitió. También surgieron dificultades serias para las que no estábamos preparados. En todos esos casos siempre me puse a orar, y el Señor nos ayudó.”

¿Cómo es que existen modos tan diferentes de ver las cosas? Las siguientes preguntas nos pueden ayudar a llegar más a fondo: ¿Dónde está Dios, y por qué no lo vemos? ¿Se puede entender el hecho de que Jesús en su segunda venida será visto por todos los hombres en la tierra a la vez? A continuación vamos a explicar dos términos científicos que nos permitirán comprender mejor algunos relatos importantes de la Biblia. Los dos términos son “el horizonte de sucesos” (que se usa en la física) y “la dimensión” (que se usa en las matemáticas).

El horizonte de sucesos

Cuando observamos una estrella con un telescopio óptico, nos damos cuenta de que el rayo de luz es desviado cuando pasa por delante de una gran masa. La mayor densidad de masa en nuestro universo existe en un “agujero negro”. Si pudiéramos comprimir nuestra tierra a la densidad de semejante agujero, su tamaño se reduciría a una bolita con sólo un centímetro de diámetro.

Cuanto más se acerca un rayo de luz a un agujero negro, más es desviado. Entre la desviación y la desaparición completa de un rayo de luz existe un área fronteriza en la cual el rayo es forzado a girar alrededor del agujero negro. Esa vía circular se llama “horizonte de sucesos”, porque todo lo que sucede más allá de esa línea fronteriza queda fuera de nuestro alcance, es decir fuera de toda investigación científica, porque allí nada se puede conocer ni medir.

La dimensión

La dimensión n señala el número de ejes de coordenadas que abren un espacio geométrico. Un punto no tiene ninguna expansión, por lo cual corresponde a la dimensión cero (ilustración 1). En la primera dimensión hay una sola dirección de expansión, la dirección x. Un determinado trayecto en ese “espacio” se llama longitud.

El plano es una estructura bidimensional porque tiene dos direcciones posibles de expansión, señaladas por los dos ejes en el sistema de coordenadas: el eje x y el eje y. Con las magnitudes de longitud y anchura podemos indicar la extensión de una figura regular.

Si le añadimos otro eje vertical al sistema x-y, llegamos a la tercera dimensión. Aquí son las magnitudes de longitud, anchura y altura las que determinan la extensión de un cuerpo tridimensional. Ahora se trata de añadir aún otro cuarto eje de coordenadas u que también deberá estar en posición vertical a los tres ejes existentes. Esto ya es algo que sobre pasa nuestra capacidad de imaginación espacial, aunque las fórmulas matemáticas se pueden aplicar también en esa dimensión sin dificultad alguna. Un cuerpo en esa cuarta dimensión tendría por extensión la longitud, la anchura, la altura y la profundidad.

¿Es realista suponer la existencia de una cuarta dimensión? El Nuevo Testamento lo confirma claramente: “... [a fin de que] seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura...” (Efesios 3:18).

La llanura

Para poder entender mejor las características significantes de las dimensiones más elevadas y del horizonte de sucesos, echemos una mirada a la segunda dimensión, que resulta ser más fácil de comprender. Vamos a llamar esa región “llanura” y vamos a poner allí seres de la segunda dimensión, los cuales vamos a llamar “llanureños”. Se diferencian de nosotros principalmente por el hecho de que su altura es cero. Entre su dimensión y la nuestra se encuentra el horizonte de sucesos. No pueden vernos porque la vista a la dimensión superior les está cerrada. Nosotros, en cambio, mirando desde la dimensión superior, los vemos todos con una sola mirada.

Para las normas que tienen validez en una dimensión concreta, la dimensión más alta resulta ser una frontera infranqueable. Sólo la propia dimensión n es considerada la verdadera; la dimensión inmediatamente superior (n+1) ya representa un mundo invisible e insondable para n. Las dimensiones inferiores las podemos ver como subconjunto de un espacio de una dimensión superior, es decir que la dimensión superior traspasa todas las inferiores. El espacio tridimensional de un cubo abarca por completo los diferentes planos que contiene.

Dimensiones superiores en la Biblia

Después de esas reflexiones, echemos una mirada a la Biblia. Nos vamos a llevar una sorpresa al encontrar muchos textos con referencias a espacios con dimensiones superiores. Dios, Jesús y el mundo celestial de los ángeles se encuentran más allá de nuestra tercera dimensión, aunque ignoramos en cual.

Primero se da la característica de que las dimensiones superiores traspasan las inferiores. En el Salmo 139:3+5 leemos: “Has escudriñado mi andar y mi reposo. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano.” Este texto testifica el hecho de que Dios nos rodea y traspasa por completo. Eso sólo puede ser si Dios vive en una dimensión superior.

En Hechos 17:28 está escrito: “Porque en él (Dios) vivimos, y nos movemos, y somos.” Eso significa que el espacio de nuestra existencia está situado en Dios, Él nos rodea y traspasa por completo.

Además Dios nos dice en Jeremías 23:23+24: “¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice el Señor, y no Dios desde muy lejos? ¿Se ocultará alguno, dice el Señor, en escondrijos que yo no lo vea?”

No hay lugar en esta tierra ni en el universo en el cual pudíeramos escondernos de Él; está presente en todas partes, viéndonos siempre. Por eso está escrito en Génesis 16:13: “Tú eres el Dios que (siempre) me ve.”

Nadie puede escapar de Dios

En nuestras reflexiones anteriores vimos que las criaturas bidimensionales (desde nuestro punto de vista) no pueden escapar o esconderse de nosotros. Dios dice exactamente lo mismo de nosotros acerca de nuestro espacio tridimensional. Salmo 139:7-10 dice por consiguiente: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.”

La superación del horizonte de sucesos

De ninguna manera podemos remontarnos por encima del horizonte de sucesos con nuestros propios medios, pero con Dios sí que es posible.

La Biblia cuenta con varios testimonios que describen como ciertas personas superaron tal horizonte de sucesos durante cierto tiempo. Hechos 7:55-56 cuenta de un tal acontecimiento en relación con el apedreamiento de Esteban: “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.” El Señor le había abierto los ojos a Esteban de manera que pudiera mirar dentro de la dimensión superior de Dios. La “cortina del horizonte de sucesos” le fue quitada sólo para él, de manera que pudo mirar directamente dentro del cielo desde su sitio delante de las puertas de Jerusalén. Así entendemos que el cielo no está en alguna parte más allá del universo, sino directamente alrededor de nosotros, pero en otra dimensión.

La resurrección de Jesús

Después de su resurrección, el cuerpo de Jesús ya no era semejante al nuestro. Ya no estaba sujeto a la tercera dimensión, sino podía aparecer sin problema en nuestra dimensión y después cambiar otra vez a la dimensión celestial. El filósofo alemán Martin Heidegger, aún hablando desde la perspectiva de un incrédulo, declaró acertadamente: “Si Jesús de Nazaret ha resucitado de los muertos, todos los conocimientos científicos son sólo provisionales.” Se había dado cuenta del hecho de que todos nuestros conocimientos científicos nunca pueden llevar a una verdad definitiva si Jesús ha resucitado de verdad de los muertos.

En 1 Corintios 15:6 nos dice Pablo: “Después apareció (=Jesús) a más de quinientos hermanos a la vez ...”. El texto original griego nos describe ese acontecimiento aún más exactamente: (Él) ha sido hecho visible.” Eso quiere decir que Jesús también estaba presente antes, pero ahora había sido hecho visible también en la dimensión nuestra.

La ascensión de Jesús

En Marcos 16:19 leemos de la ascensión de Jesús: “Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios” – es decir que Jesús fue levantado a aquella dimensión aún invisible para nosotros. En Hechos 1:9 está escrito al respecto: “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.”

Y después dijeron los ángeles (versículo 11): “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” Aquí es importante tomar en cuenta la palabra “así”. Eso quiere decir que en su segunda venida Jesús saldrá de la otra dimensión de la misma manera, haciéndose visible para toda persona, esté donde esté en este planeta, si en Alemania o Australia, si en China o América.

La segunda venida de Jesús

Según Mateo 24:27, la segunda venida de Jesús ocurrirá de repente: “Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.”

El Señor aparecerá de inmediato y será visto por todos los hombres a la vez. También lo verá una persona que se encuentre a 1000 metros bajo tierra en una mina de sal. No hay impedimento para que todos lo vean. Será como cuando subió al cielo: “... y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (Mateo 24:30).

El Evangelio según Lucas aclara que en la segunda venida del Señor será de día en un hemisferio y de noche en el otro: “Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado … Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y el otro dejado” (Lucas 17:34+36). El trabajo en el campo se hace de día normalmente. ¡Cuán exacta es la Biblia! Será de día y al mismo tiempo de noche, dependiendo de donde uno se encuentre en la tierra giratoria.

Una morada para nosotros

Jesús dice en Juan 14:2: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.” Esas moradas se encuentran más allá de la tercera dimensión y están previstas por Jesús como morada eterna en el mundo celestial. Su llamamiento “Venid a mí” es una invitación a ese lugar para todos nosotros. El único camino que lleva a esa casa paterna es Jesús: “El que cree en el Hijo (de Dios) tiene vida eterna” (Juan 3:36).

Werner Gitt
Director y Profesor jubilado
Doctor en Ingeniería